En esta vida no existe la verdad absoluta, todo mentimos por alguna razón, llamémosla mentira piadosa, por conveniencia, o por diplomacia para dar una muy buena impresión y quedar bien con alguien o para evitar preguntas innecesaria, o además por el obvio motivo de ocultar algo que no queremos que se sepa pero el mero hecho de mentir... todas las mentiras pueden tener un peso desde la más inofensiva hasta la más ofensiva, pero el hecho no está solo en la mentira y hacer un alarde y alboroto, porque muchas veces esta mentira puede ser inducida por presión del ofendido, si vamos a condenar a alguien porque nos mintió en algo que pudo ser tan sencillo en decir la verdad, debemos primero poner nuestra barba en remojo y poner nuestra mano en el corazon y traer a la memoria las veces que le mentimos que le fallamos o que le ocultamos a la persona que estamos condenando por algo que nos mintió, estudios dicen que los más ofendidos cuando descubren una mentira son los que más mentiras han hecho y los que más cosas tienen ocultas o que ocultar estos resultan ser tan o más mentiroso que el que les mintió.
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